Estimada Flor Amargo.
Le escribo desde el pais más pequeño del continente, El Salvador, el Pulgarcito de América. Y le escribo
con el único propósito de hacerle llegar mi profunda admiración y respeto. Soy psicólogo, me gradué
en Italia, y si me perdona la falta de modestia, creo estar capacitado para detectar la genialidad en una
persona. Me duele la nuca de tanto mirar para arriba tratando de visualizar su estatura. No quiero que mi opinión
se encuadre en expresiones vacías y mecánicas, para nada, pero es Usted una de las tres mujeres, en el mundo,
que yo más admiro, por su talento, por su creatividad, pero más que nada por su extraordinaria calidad humana.
Me sentiría muy honrado y privilegiado si algún día tengo el gusto de conocerla y darle un apretado y prolongado abrazo.
Que Dios y la Virgen de Guadalupe la protejan, la bendigan e iluminen su camino. (Las otras dos mujeres son Paola Hermosín, Barcelona, y Elena Yerevan Armenia. Todas músicas de talento superlativo)